Los perros no tienen
culpa. Los animales no tienen culpa. Se trata de la organización social que
entregamos los humanos. El ordenamiento del desorden, del caos, de la selva.
Muchas veces hemos conversado el tema de los perros en calles, de los perros (ejemplo)
que salen con sus dueños por las calles de países europeos. Hay reglas allá, hay
multas para quien no limpia el fecal de los animales. Es decir, hay que salir
con bolsas para el depósito. Hace unos días me puse a observar a una señora por
las calles de Valparaíso. Iba con su mascota. De repente se detienen. El perro
(pequeño) deposita su caca un buen rato sobre el pavimento y luego salen ambos
caminando con lentitud, como si eso fuera una norma establecida. Desde la
perspectiva del adulto que soy, me pareció una escena horrible. Es probable que
cuando niño no daba mayor importancia a esto, pero los años enseñan a mirar
mejor y a darse cuenta de esta mierda por donde nos desarrollamos. El puerto
está lleno de caca. Hay que caminar zigzagueando, de lo contrario te llevarías
la horrible sorpresa y el hedor bajo zapatos.
¿Es vida esto?. Entre los años 2000 a 2001, en una entrevista que hice al poeta
Premio Nacional de Literatura, Efraín Barquero, él decía (esto está en el libro
“Barquero en el puerto”) que antes de llegar a su casa de Yerbas Buenas, en el
puerto, había sido atacado por un can, y que el fecal en las calles ya se hacía
insoportable. De eso han pasado catorce años y todo sigue igual. Acá no se
trata de matar perros para solucionar el problema, sino ponerse la camiseta (a
las autoridades competentes) y hacer algo real (¡real!) por esta ciudad. Las
promesas cansan.
Escrito por Carlos Amador Marchant, en diciembre 10 de 2014, en
Valparaíso.
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