En varios de mis
escritos he expuesto acercamiento al cine en la etapa de pubertad. En
ocasiones he dicho que iba a éste casi todos los días. ¿Cómo lo
hacía?. Muy sencillo, mi padre daba dinero para ser usado en platea,
y sin embargo, guardaba esa plata y el ingreso, simplemente, era a
galería. Esto servía para varias visitas a esos tristes, amplios y
fétidos recintos de antaño. Él nunca lo supo.
Preámbulo para
hablar de una mujer, una mujer que ahora, al paso de muchas décadas,
está cansada del celuloide y también de los hombres (tuvo muchos,
por cierto). Me refiero a Ursula Andress, tal vez la fémina, la
única, que dejó locos a muchos jóvenes del sesenta del siglo 20.
Locos porque era bella, porque tenía una mirada que enloquecía a
cualquiera. Y ella lo sabía. Siempre me pregunté por qué provocaba esa especie de cosquilleos en el cuerpo, el deseo de
buscarla por el mundo y encontrarla tendida en las blancas arenas del
Caribe. Y no es que ella haya nacido en esas tierras, sino porque la
fama le llegó precisamente allí al convertirse en una de las más
destacadas “Chicas Bond”, el Agente 007, famosas historietas
creadas por el periodista y escritor británico, Ian Fleming.
Era el tiempo de la
llamada “guerra fría” y en consecuencia, el tema partidista y
político inundaba estas narrativas. ¿Quiénes eran los malos,
quiénes eran los buenos?. Es una pregunta que hasta nuestros días
me sigue rondando. Por supuesto que ahora no voy al
cine como lo hacía en esos tiempos.
Ian Fleming, murió
a los 56 años, relativamente joven, pero en su vida, aparte de haber
estado ligado a la Armada británica en la Segunda Guerra Mundial,
fue un escritor y periodista exitoso. Fueron más de doce las
novelas que hizo circular con el agente 007, por donde caminaron
afamados actores como Sean
Connery y Ursula Andress. Connery viene
siendo el primero que encarnó a este agente con
licencia para matar,
y tal vez el más carismático. Luego le siguieron
Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig, entre
otros .
Saliendo de las
orillas de una playa de Jamaica, con un traje de baño blanco de dos
piezas, más un cuchillo unido a la cintura, así se le recuerda a
esta rubia nacida en Suiza, de madre italiana y padre alemán.
Recordemos, además, que hasta ese momento, usar un traje de ésos
representaba una audacia mayor (1962). Este mismo, este diminuto
traje, fue subastado en 65.000 euros, que en dinero chileno sería un
equivalente a los cincuenta millones de pesos.
Ursula Andress fue
amada y deseada por muchos hombres de fama mundial. Su mirada, su
forma de hablar, provocaban. En la actualidad, ya retirada de las
pistas, se mantiene descansando en una finca en Italia. No quiere saber nada de hombres ni de celuloide. Está cansada. Todo cansa. La fama
cansa, el dinero también. Cumplió en marzo de 2016 sus 80 años de
vida. Muchos de su generación murieron. Otros siguen en pie. Sin
embargo, cuando la vemos en vídeos youtube de aquellos años, nos
volvemos a situar en esos espacios que parecen no morir nunca.
Escrito por Carlos Amador Marchant, en 29 de mayo de 2016-Valparaíso-Chile.
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